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Aceite Solidario

por Jose Ramón Cuesta

En esta primera entrega de Talento Solidario os voy a hablar del Emprendimiento Social que llevo a cabo desde 2015. Es un pequeño privilegio que como promotor de la sección me otorgo, y que el director consiente (gracias Samu).
Aceitesolidario.org

La basura como parte de la solución al gran reto social y medioambiental en el S XXI

Tal y como se puede leer en el título, la basura puede ser parte de la solución. A esta conclusión llegué cuando me hice el siguiente planteamiento:

  1. En el mundo cada vez más se generan más residuos.
  2. Faltan recursos para llevar a cabo planes de acción social.

Como solución propongo valorizar residuos y, con el dinero que se consiga, financiar planes de acción social.

Muy bien, y ahora… ¿cuál es el siguiente paso? La respuesta a esa pregunta, fue el nacimiento de RastroSolidario en 2011, un portal de compra-venta de artículos usados en el que se podía destinar una parte del precio de compra a la ONG que eligieras. Con esta propuesta sobre reutilización y economía circular además de reducir los residuos generábamos un donativo para la ONG que se escogiera entre el centenar que conforman la plataforma. Pero esta es otra historia que os contaré más adelante, cuando tenga lista su nueva y revolucionara versión.

Para no desviarnos del tema que nos ocupa, tenemos residuos que queremos valorizar y ayudar a las ONGs, con ello tendremos el triple beneficio al que hacía referencia en la introducción:

  • Beneficio Económico: que garantiza la sostenibilidad del emprendimiento.
  • Beneficio Medioambiental: porque reciclamos.
  • Beneficio Social: porque el dinero obtenido financia programas de acción social.

¿Y qué residuo podemos valorizar?

Pues esta es la gran pregunta, porque residuos hay muchos, pero hemos de centrarnos en uno y focalizar toda nuestra estrategia en él ya que no somos gestores de residuos, no tenemos logística, no tenemos almacenes ni líneas de procesamiento… pero entonces… ¿cómo pretendes valorizar residuos sin gestionarlos, tratarlos o procesarlos?… Aquí es donde entra en acción el talento.

La suerte es un factor fundamental en la vida, pero es cierto que, si no paras de moverte, preguntar, conocer, viajar, leer, investigar, estudiar… tarde o temprano la suerte se pone de tu lado, y si tienes las ganas suficientes de hacer algo, eres capaz de reconocerla. En mi caso vino en forma de aceite vegetal usado, el cual sirve para la elaboración de combustible biodiesel y usa la mayor parte de la flota de camiones para el transporte de mercancías.

¿Y cómo podemos valorizar el aceite vegetal usado?

Aquí nos encontramos con una gran pregunta que exigía de más investigación, pero esta vez al menos ya sabía qué tenía que investigar: cómo funcionaba en España la gestión de aceite vegetal usado.

La legislación española establece que todo aquel que produzca aceite vegetal usado ha de tener un gestor autorizado de residuos, por lo que las cocinas profesionales contactan con estas empresas gestoras para que les retiren el residuo y les hagan entrega de un albarán de recogida que justifique dicha retirada. Por este servicio los hosteleros pagaban hasta que entraron en acción otros gestores de residuos que, dándose cuenta del valor de mercado que tenía el aceite usado (unos 800 €/tonelada) ofrecían el servicio de forma gratuita. Se produjo entonces una guerra al alza para la prestación del servicio de retirada de aceite vegetal usado en el que los gestores no solo hacían el servicio de forma gratuita, sino que además pagaban por ello bien prestando servicios de limpieza de filtros de cocina, regalando botes de detergentes o directamente pagando por bidón retirado.

El peligro de pagar por la basura: los piratas del aceite usado

Y ahora tenemos la consecuencia natural de que todo tenga un equivalente monetario: que el residuo se le da a quien más paga, que son aquellos que no cumplen con las medidas que exige la ley y por tanto tienen menos costes. Algunos hosteleros venden el aceite usado a estos piratas quienes, en muchos casos, lo filtran, añaden cloro y lo venden como aceite limpio. No voy a enumerar los peligros que comporta para la salud, pero es lo que tiene no tratar el residuo con la debida responsabilidad.

Ahora presentamos nuestro argumento de conversión (conseguir donantes de residuo): no vendas tu residuo de aceite, nosotros lo gestionaremos por ti y destinaremos a la ONG que tú elijas el dinero que obtengamos por su valorización.

Este es el verdadero cambio sistémico que pretendo, que se deje de comercializar con el residuo, así nos evitaremos malas prácticas y además atenderemos a los colectivos que quedan fuera de la economía.

¿Pero a mí quién me recoge el aceite usado?

Sí, sí… todo esto de la economía social está muy bien, pero alguien tendrá que ir a por el aceite usado a los bares, restaurantes y cocinas de los colegios y hospitales.
Efectivamente, alguien tendrá que ir, pero nosotros no teníamos esa capacidad. Entonces… ¿quién?

Ahora viene el golpe de suerte definitivo, que es el que viene tras un fracaso estrepitoso y uno se levanta preguntándose si ha dado con la respuesta o ha hecho el ridículo más espantoso de su vida. En mi caso, fueron ambas cosas a la vez, por lo que mi recomendación para los que estén buscando solución a un problema es que no tengan miedo al ridículo, porque es bastante probable que lo hagan, aunque eso sí, eso quiere decir que la respuesta está justo en la otra dirección.

El gestor que se reía de mi fórmula y se quedó sin negocio

El siguiente paso era encontrar un gestor autorizado de residuos para que me recogiese el aceite usado, y como no tenía ni idea de por dónde empezar, cogí las páginas salmón de empresas (clásico que es uno) y empecé a llamar por orden alfabético. Al decir que era una ONG obtuve respuestas diversas: unos se reían, otros colgaban, otros se reían y colgaban… hasta que uno me escuchó, y tras escucharme me dijo: “Vamos a ver. Yo entro en un bar y sé que me voy a llevar el aceite, lo que no sé es lo que me va a costar. Y tú dices que vas a entrar y conseguir que a ti te lo den gratis porque es para hacer acción social… y además te lo crees”, yo contesté que sí y seguidamente obtuve la respuesta protocolaria, se rio y colgó. Finalmente conseguí que una empresa gestora me atendiera, se llama Reciclamás (os recuerdo que empecé por la “a”), y aquí fue donde me di cuenta del verdadero potencial de AceiteSolidario. Los gestores de residuos no tenían capacidad de expansión porque competían en precio, es decir, pujaban por el aceite usado, pero este no podía pagarse más allá de una cantidad determinada porque entonces dejaba de ser rentable. Sin embargo yo, con mi argumento de captación basado en la responsabilidad social y la solidaridad, sí que era capaz de conseguir algunas cocinas profesionales, y entonces pude decir: ¿Cuanto me pagarás por cada kg de aceite que consiga? Y es así como me convertí en un prescriptor comercial.

La labor comercial de nuestro voluntario Juan Antonio Paredes, fue fundamental en todo este proceso. Gracias a su dilatada experiencia en el sector hostelero, bares y restaurantes nos abrieron sus puertas, consiguiendo así nuestras 14 primeras cocinas profesionales, algunas de ellas muy influyentes.

Aceite Solidario y la solución final

Este mismo acuerdo lo trasladé a otros 14 gestores de residuos en toda España, y actualmente recogemos en más de 700 cocinas profesionales y generamos 3.000 €/mes para acción social, de los cuales el 70% son donaciones directas a ONGS y con el 30% restante financiamos el programa de apoyo a la empleabilidad en personas con discapacidad intelectual.

Y este programa social que he mencionado es de lo que más orgulloso estoy de haber hecho en mi vida: doy clases a chavales con discapacidad intelectual para que ellos mismos sean capaces de presentarse en los bares y explicar que vienen a ofrecer un servicio medioambiental que consiste en la recogida de aceite usado. Otra locura más que va y funciona. Los chavales súper motivados haciendo el curso con material adaptado a lenguaje fácil, a los que luego acompañaba a locales previamente concertados para que el equipo comercial formado por dos personas, con ayuda de su iPad, pudieran hacer la presentación y conseguir el contrato. Esto lo consiguieron en el 60% de los casos, una ratio de conversión que cualquier comercial que nos lea sabrá que es una auténtica barbaridad.

Bienvenidos al loco mundo del Emprendimiento y la Economía Social.

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