“No hay causa que merezca más alta prioridad que la protección y el desarrollo del niño, de quien dependen la supervivencia, la estabilidad y el progreso de todas las naciones y, de hecho, de la civilización humana”.
Todos los niños , por el hecho de serlo, tienen reconocidos una serie de derechos, inherentes a su condición, sin importar donde hayan nacido, la etnia, sociedad o cultura a la que pertenezcan o cual es el color de su piel. Se trata de derechos de carácter universal, con una marcada transversalidad e interdepedencia, lo que significa que en ningún caso son excluyentes y que deben informar cualquier normativa o disposición que tenga que ver con ellos.
Estos derechos se encuentran regulados en la Convención Internacional sobre los derechos del Niño, aprobada en la sede de la ONU en 1989. La Convención ha sido ratificada desde su aprobación por 195 países, a excepción de Somalia y Estados Unidos.
Los derechos mas significativos, recogidos en la Convención son:
1.- El derecho a la igualdad, sin distinción de raza, religión, idioma, nacionalidad, sexo, opinión política u otros.
2.- El derecho a una vida digna y a la protección de la salud.
3.- El derecho a recibir una alimentación adecuada, lo que significa que ningún pequeño debería pasar hambre y que se debe atender a sus necesidades nutricionales.
4.- El derecho a la educación, esto es, todos los niños y niñas deben acceder a una educación de calidad que les permita desarrollarse hasta el máximo de sus posibilidades. Esto incluye también a los niños con diversidad funcional, a quienes se les debe garantizar una educación adaptada a sus necesidades.
5.- El derecho al juego: es muy importante que todos los niños y niñas tengan espacio en sus vidas para el ocio y las actividades culturales.
6.- El derecho a la protección. Las situaciones de abuso, explotación y violencia son constantes en la vida de muchos niños y niñas, por lo que debe asegurarse una protección integral que les permita crecer con la seguridad y estabilidad necesarias.
7.- El derecho a no ser separado de su familia. Todo niño tiene derecho a crecer y desarrollarse en un entorno familiar, del tipo que sea, que le proporcione amor, respeto y comprensión. Ningún niño debe ser separado de sus padres, a menos que sirva para asegurar su protección debido a que se encuentre en una situación de riesgo. Además, si los padres del niño se encuentran en otro país, el pequeño tiene derecho a entrar en este país para reunirse con ellos y viceversa.
8.- El derecho a tener un nombre. Se trata de la identidad, que va ligada además a la nacionalidad. Por ello es importante que nada más nacer, el nombre de todos los niños y niñas sea inscrito en los registros oficiales. Si no consta en estos registros permanecerá invisible el resto de su vida, lo que dificulta la garantía del resto de sus derechos.
9.- El derecho a la libertad de expresión, lo que es lo mismo, el derecho a opinar y a ser escuchado. Los niños tienen mucho que decir, especialmente cuando se va a tomar una decisión que les afecta directamente.
10.- El derecho a recibir una educación que fomente la solidaridad, la amistad y la justicia entre todo el mundo, lo que implica dotarle de las herramientas que le sitúen como hilo conductor de paz, fraternidad universal, justicia y tolerancia entre los pueblos.
“El niño y la niña son reconocidos como seres humanos que deben ser capaces de desarrollarse física, mental, social, espiritual y moralmente con libertad y dignidad”.
De la simple lectura de tales derechos, se desprende sin genero de duda que en la actualidad muchos niños y niñas viven sin que se les garantice el mas mínimo acceso a muchos de ellos. La explotación infantil, la desnutrición, el matrimonio obligatorio, los malos tratos.. etc.. están todavía estandarizados en multitud de países que a pesar de haber ratificado la Convención, incumplen sistemáticamente sus postulados.
Por ello es tan importante la divulgación de los derechos de los niños, a fin de concienciar de la existencia de un marco jurídico nuclear que sienta las bases del desarrollo y protección de sus vidas, sin importar el punto del mapa en el que se encuentren. Con ello evitaremos situaciones que les puedan perjudicar, lo que a su vez nos convierte a nosotros, a los niños que un día fuimos, en sujetos garantes de los derechos de los que hoy lo son.