Escucho sonidos, escucho armonías, escucho la eternidad y empiezo a avanzar. Avanzo. Los sonidos están más próximos a mis oídos. Un poco más y podre sentirlos con todo mi ser y alcanzar el cielo, donde los ángeles interpretan esta música tan divina. De este modo, los ángeles me dejaron avanzar por este camino tan perfecto y limpio como el agua de un riachuelo recién nacido.
Nací en la cuidad del arte Odesa, en Ucrania, que se baña en las olas brillantes y curiosamente azul verdosas del Mar Negro. Esta bella ciudad, con su historia y una tradición de desarrollo y fomento de cultura musical en la sociedad, mis primeros profesores… todo este ambiente fue cultivando el amor por la música en mi alma. En esta ciudad se inicia mi trayectoria como músico. Ahí empecé a cantar. Estudiaba canto lírico o como dice el arte italiano, “bel canto”. Cantaba mucho, a todas las horas del día, participaba en una cantidad enorme de concursos y muchos de ellos también los gané.
Acabé allí el Conservatorio Profesional y a los 16 años me fui a Valencia, donde viven mis abuelos, para poder compaginar el estudio del canto y la carrera de economía, que consideraba imprescindible para ganar suficiente para la vida, porque estuve convencido que de la música no se puede vivir. Lo más curioso es que mi objetivo era estudiar en la Universidad Politécnica de Valencia, que conocía muy bien porque mi abuelo es Catedrático en ella, por lo cual pasé varios veranos disfrutando en su Escuela de Verano. Su campus, parecido a un gran jardín, el ambiente, muchos compañeros de mi abuelo conocidos, me inspiraban ganas de hacer mi carrera ahí, en la facultad de Economía, algo que al final el destino no quiso dejarme realizar. Mientras estudiaba el Bachillerato, me admitieron en las especialidades de canto y piano del Conservatorio Profesional de Torrent.
Pero para satisfacer mi corazón no era suficiente música y, al acabar el Bachillerato, decidí dedicar mi vida exclusivamente a la música; por lo que estuve 2 años más estudiando en el Conservatorio Profesional de Torrent hasta llegar al 5 curso de piano y, en verano de este año 2020, superé con éxito las pruebas de acceso al Conservatorio Superior de Música de Valencia y entré en la especialidad de piano. Así, este año es muy importante para mi trayectoria profesional como pianista.
Vivo en España desde hace 5 años y he enriquecido mucho mis conocimientos. No sólo de la música, sino de la percepción general del mundo: he crecido como persona.
En todo este camino me acompañaban y me siguen acompañando grandes profesores como Francis Santiago, Jordi Nogués y Mauricio Vallina, y no sólo como profesores, sino como personas y amigos que me transmiten mucho amor y cariño, cosa que siguen haciendo hasta ahora, espero que esta maravillosa relación dure toda mi vida.
Además, un apoyo muy importante para mí es el de mi familia. Me enseñan, me ayudan y me quieren. Sin ellos todo esto no sería posible alcanzar.
Algo también absolutamente adorable es la calidez de las relaciones, muy especiales, con mis amigos, quienes, con su actitud comprensiva y trato cercano, llenan mi vida y la hacen más luminosa y armónica.
En el futuro quiero ser pianista y dedicar toda mi vida a la música para dejar una huella, aunque sea diminuta, en el Universo. Como dijo el gran compositor y pianista ruso Serguéi Rajmáninov:
“La música es suficiente para una vida, pero una vida no es suficiente para la música”.
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